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Mi buen amigo Jerby, ratón de fino olfato para encontrar el queso de la cuestión, me ha dado una pista extraordinaria a partir del texto sobre puentes y muros de hace unos días. El querido ratón hacía notar la importancia del enlace en el contexto del entorno 2.0. Tiene toda la razón. El enlace no es un mero elemento que apunta de un texto a otro, sino una manera de construir un espacio compartido y, por tanto, de habitar en este mundo 2.0. Agrego, sin embargo, la necesidad de hablar de enlaces y desenlaces. Sigo la metodología de mi maestro Trías: toda afirmación proyecta una sombra. Todo enlace proyecta su propio desenlace.

Para explorar el tema de los enlaces y desenlaces partimos de llamar la atención sobre un elemento peculiar de la palabra. Es más que claro que la palabra enlace tiene en su centro el lazo, es decir, que la acción de enlazar consiste en unir o poner en relación dos elementos. La manera primaria de pensarlo es a través del lazo puesto ya sea para unir o vincular dos cosas o el lazo que se pone en el cuello de un animal para mantenerle dominado. Ya solamente con esta consideración se abre ante nosotros un mundo de posibilidades. Pero lo que más me interesa por el momento es destacar que la palabra lazo tiene un vínculo etimológico con la trampa. Laqueus refiere en latín no solamente al lazo, sino también a una trampa. Enlazar, por tanto, es en cierto sentido entrampar.

Enlaces y desenlaces o de las entradas y salidas

Si enlazar es entrampar desenlazar es entonces una salida de la trampa o, quizá, una manera de evitar la trampa. Por eso cuando hablamos de enlaces y desenlaces bien podemos verlos como una manera de entrar y salir de determinado lugar. Hagamos un esfuerzo, querida y querido amigo, por leer las palabras aquí sin una carga demasiado pesada. La trampa no nos gusta. Resuena en ella el peligro. Pero tratemos de apaciguar nuestro instinto de supervivencia ante ese sonido que anuncia el cierre de la trampa: signo inequívoco de que hemos caído en ella. Por eso te propongo los términos de entrada y salida. Esto nos da la posibilidad de estar más tranquilos ante el enlace. Podemos entrar y salir de la trampa, es decir, vivir entre enlaces y desenlaces.

Con los enlaces y desenlaces se puede entrar y salir de la trampa. - tuitéalo    

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Está claro que en el contexto del mundo digital los enlaces tienen el sentido de poner en contacto y relación dos espacios de la red. En este caso se trata de establecer relaciones o del equivalente a lo que definimos con tender puentes. Los enlaces en este sentido son una apertura al diálogo. Ellos representan la gran conversación que se lleva a cabo día tras día en estos rincones digitales. Pero, de nuevo, tenemos que tener cuidado con no confundir la apertura al diálogo como algo exclusivamente positivo. Nuestra premisa es: todo enlace proyecta su propio desenlace. En este caso una entrada al diálogo demanda una necesaria salida del diálogo. De lo contrario quedamos atrapados en la rueda de Ixión. ¿Se intuye ya por dónde van los tiros?

Error 404: horror al vacío

Un desenlace en el mundo virtual es un foco rojo que hay que atender. Les llamamos enlaces rotos y lo que se ha roto parece demandar nuestra atención inmediata. Que nadie vea que se nos ha roto algo en casa. El espacio no puede quedar vacío, la comunicación no puede interrumpirse. Debemos restablecer de inmediato el enlace o, al menos, redirigir la atención a un punto donde sí que tenemos contenido. En la vida fuera del entorno virtual esto tiene simpáticos ejemplos. Mamá, ¿cómo nacen los bebés? ¡Error 404! Redirección inmediata hacia lo lindo que es colorear en el dispositivo en turno (electrónico o no). Pero esto nos sucede con frecuencia incluso en el diálogo interno. ¿Cuántos errores 404 detectas cuando se trata de la sinceridad con respecto a lo que quieres, temes o a tus propios errores? ¿A dónde rediriges la atención entonces? No soportamos con facilidad el silencio y buscamos distraer la atención cuando nos encontramos con él como respuesta a nuestras inquietudes.

Entre enlace y enlace puede aparecer lo inesperado, la sorpresa que requiere un desenlace. - tuitéalo    

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Como podemos ver, el enlace tiene este sentido de trampa cuando lo llevamos más allá del entorno 2.0. La redirección es la estrategia del desenlace. No podemos culpar al enlace de nada. Lo suyo es poner en relación, conectar dos puntos. Es tan sencillo que no nos damos cuenta cuando uno de esos lazos ha caído en el cuello de un animal indeseado o completamente inesperado. Saltan entonces las alarmas y hemos de encontrar una redirección, una manera de generar un desenlace afortunado ante la inesperado. Esta es una manera de entender mejor nuestra relación con el entorno exterior, con la vida, para decirlo de manera directa. ¿Qué sorpresas te has encontrado del otro lado del lazo? ¿Cómo resolviste esa situación? Cada respuesta es una puerta de salida que nos muestra la dinámica de enlaces y desenlaces.

Maneras de enlazar y maneras de desenlazar

Bogamos al ritmo de enlaces y desenlaces. La dimensión social de lo humano no es ninguna novedad. El asunto es que hoy la vemos, literalmente, por todos lados. Mirar una pantalla de un dispositivo conectado a la red es asistir a la presencia de los enlaces que constituyen nuestra propia red de contactos y relaciones. Llama la atención entonces el agobio que podemos llegar a experimentar. Silencio a los grupos de WhatsApp, silencio a las notificaciones de correo, redes sociales, mensajes privados… Enlazar es importante, es parte de nuestra sociabilidad inherente. Pero también lo es la necesidad de tener un espacio propio, de tener una salida. Enlazar por obligación pierde su encanto. Encontrar la manera de desenlazar aparece entonces como un modo de tomarse un necesario respiro que da vida al enlace mismo.

A todo enlace le corresponde un desenlace, ¿cuáles son los tuyos? - tuitéalo    

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Pensar enlaces y desenlaces como una dinámica presente más allá de lo digital implica dos cosas fundamentalmente. La primera es que requerimos siempre un desenlace de la vida digital. Levantar la mirada al mundo es cada vez más un ejercicio al que tenemos que acostumbrarnos, es decir, un ejercicio que hay que poner en la agenda. De otra manera el enlace se convierte en una manera de evadir la conexión, el habitar en el mundo 1.0. Las maneras que tenemos de enlazar en el mundo se representan gráficamente en la red virtual. Pero no podemos confundir la representación con lo representado. Esa es la importancia de un buen unfollow cuando la cadena de enlaces pasa a ser un grillete en el tobillo. Lo segundo conecta con nuestra premisa: todo enlace proyecta su propio desenlace. Es importante mantenerlo presente y saber que ahí donde se pierde de vista uno de los elementos es donde pueden comenzar a saltar los problemas.

Me gustaría saber qué formas de enlaces y desenlaces tienes en tu día a día. ¿Cómo enlazas? ¿Cómo haces para desenlazar? El tema da para mucho y lo único que nos ayudará a comprenderlo mejor es la experiencia compartida. Te leo.

No te olvides de visitar la guía de estilo para enlazar las entradas de este blog. El área de comentarios aquí abajo es tuya, no dejes de usarla. Estaré encantado de dialogar contigo y recuerda: compartir es gratis. ¡Hasta pronto!

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